Lo que hemos visto en nuestro país este año
debe llenarnos de orgullo. ¡Ha sido el despertar de una pesada y larga narcosis!
Y sus protagonistas han sido los redentores de los pecados del pueblo.
Una
parte importante de nuestra sociedad esta protestando en las calles, gritando
consignas y prendiendo velas. Ha sido un espontaneo grito de rebeldía naturalmente
salido de la juventud, de la clase trabajadora y estudiantil (ya sean clase
media o no).
Se han logrado triunfos democráticos y se
han sufrido perdidas irreparables. Ni las muertes de los caídos, ni los golpes y
abusos sufridos han de usurpar el sentimiento del deber cumplido, de la entrega
social e integridad moral de los participantes. Los burdos intentos de fuga de
los responsables no pasaran. Los esbirros de Los Mina pagados a $200 pesos no
pasaran. Los farsantes de los canales de televisión, emisoras de radio y periódicos,
todos legitimadores de malos haberes no pasaran.
Lo más penoso ha sido la forma ruin en que
se han defendido los aludidos, llamando calumnias a hechos confirmados por
entidades financieras internacionales y a la vista de todos, poniéndose las
Fuerza Armadas a disposición de las autoridades para acallar voces cuyo único crimen
es tener los ojos abiertos.
Amenazas, intimidación, y lo mas reciente
involucrar la sucia política partidista con hechos a todas luces, de carácter genuinamente
social. Venir a decir que los que acusan tienen razones electoreras, que el
apoyo logrado tiene un fundamento “político” es simplemente ingenuo y falto de imaginación.
No podrán borrar lo que se ha conseguido, y
todo lo que aún falta por lograr, pues hasta que todos nos demos cuenta de
quienes han arruinado el pais, no debemos descansar en las luchas de despertar, no pasaran, no pasaran.