Salida de la fabrica de sueños

Hola Arturo, quise no olvidarme de usted y guardar algo escrito sobre su memoria. Que extraño es tener este dialogo con quien ahora inexplicablemente desapareció. Cuando lo supe sentí que algo de mi persona también se iba, acostumbrado como estuve a leerle a usted y a su alter-ego Martínez, aprendiendo que había un plano distinto al de la realidad que me ataba hasta que comencé a asistir a su fabrica de sueños.

Ponerme en contacto con un mundo que quizás sea el único verdadero significo mucho en mi niñez y desarrollo, sabe usted? Cuando vivimos en dimensiones confinadas a la pobreza cultural y por generosa ayuda descubrimos que hay mas por ver que solo lo evidente, tendemos a besar la mano que remueve la venda de nuestros ojos. Lamento que no fue mi caso pues mi no supe valorar con justicia su enseñanza.

Yo le conocí personalmente a través del cineclub François Truffaut y por las visitas dominicales durante las mañanas del Lumiere. Siempre pensé que sus opiniones fueron las mas puntuales y sinceras. Le escuchaba en el programa de radio y en Facebook nos llegamos a comunicar. La solicitud que le hice sobre un cineclub se quedo sin respuesta. Hace apenas unos días leí su articulo sobre las promesas religiosas, y pase largo tiempo disfrutando de sus fotos de recuerdo publicadas en su muro.
Nunca escuche nada negativo sobre usted y así lo he creído pues en en nuestra comarca tropical la gente es chismosa y espera atenta a que nos equivoquemos para disfrutar del festín noticioso. Creo que usted compartió sus quimeras por el deseo de ofrecer iluminación en las mentes de sus semejantes dormidos. Y tiene razón, no existe disfrute de la verdad si no podemos hacer que los demás despierten.

Su caso fue diferente pues su ayuda a un pueblo con largos espacios de existencia en una realidad retorcida fue la de hacernos creer en los sueños de una fabrica rebelde de ilusiones imposibles. Estoy seguro que ahora disfruta de funciones especiales para obras fantásticas de un séptimo arte celestial que eternamente proyectará en nuestras almas. epd. amigo, maestro.